El 31 de agosto de 1898 el periódico
El Eco de Navarra publicaba una
noticia en la que destacaba la fama y la calidad de los melones de Valencia,
reputándose como los mejores los de Puçol.
También mencionaban la
exquisitez de los producidos en la huerta de Foyos y en la de Nules y Villarreal,
siendo muy apreciados en España y en el extranjero, pero destacaba el conjunto
de cualidades de los de Puçol, teniéndolos en gran estima.
El secreto de esta excelente
calidad radicaba en escoger los dos o tres melones más próximos al tronco de la
planta, partirlos y tomar las semillas que estaban situadas en el punto más
céntrico del melón, desechando las que estuvieran más cerca de la pulpa. Los
melones elegidos para semilla debían ser de la primera flora; además de
pesados, gruesos, sanos y bien conformados, siendo preferibles los muy maduros antes
que verdes.
Dicho secreto se había
publicado, según El Eco de Navarra, “en
un periódico de agricultura que se publica en la tierra donde se cosechan los
mejores melones del mundo”.
Recomendaba a los lectores, dado
que nada tenía de costoso o arriesgado, someter a la experiencia esta forma de
obtener las semillas.
El 22 de junio de 1899 la revista
especializada El Progreso agrícola y
pecuario publicaba un artículo titulado “Cómo se cosechan buenos melones”,
en el que se preguntaba: “¿Por qué las semillas procedentes de Puçol plantadas
en otros lugares no daban buenos resultados? ¿Por qué no se obtenía la misma
finura, fragancia y la facultad de conservarse largo tiempo sin marchitarse?
¿Por qué resultaban ineficaces las estercoladuras abundantes y hasta los abonos
químicos, los riegos y los cuidados culturales más solícitos?”
Decía a continuación que las
tierras dedicadas al cultivo de melones en Puçol eran bastante medianas, los
riegos en unas partes eran abundantes y en otras, escaso, pues se trataba de
las tierras próximas a los marjales, y los abonos eran poco abundantes, pues
cuando se aplicaba, se utilizaba medio capazo de estiércol por pie.
El artículo concluía diciendo
que hacía pocos años que comenzaba a generalizarse el secreto, pues antes era
patrimonio de muy contados labradores, que lo transmitían de padres a hijos con
todo género de reservas.
A raíz de la publicación de este
artículo en la revista El Progreso
agrícola y pecuario, a la que
estaban suscritos muchos periódicos nacionales, algunos de ellos publicaron la
misma noticia. Así lo hacía el 3 de agosto del mismo año El Diario Palentino en su página Agrícola; el 7 de agosto hacía lo
propio el diario valenciano Las
Provincias; el 13 de agosto El Eco de
Navarr; y el 3 de octubre El liberal: órgano democrático de la isla de
Menorca.
La noticia siguió publicándose
en parecidos términos el año siguiente: el 13 de julio de 1900 lo hacía La verdad, diario
político de noticias e intereses generales de Tortosa; el 16 de agosto fue Noticiero salmantino, diario imparcial de la tarde en su
columna “Vida del campo”; y el 18 de agosto, en su página Agrícola, El Día de Palencia, defensor de los
intereses de Castilla.
Años después continuaban
sucediéndose las menciones a los melones de Puçol. En 1910, el 29 de enero, lo
publicaba El Correo Español; el 15 de
octubre El Noticiero, diario de Cáceres, en su sección Notas
agrícolas; y finalmente apareció el 2 de marzo de 1912 en la revista La Hormiga de oro.
EL
ECO DE NAVARRA, 31/08/1898, 13/08/1899
EL
DIARIO PALENTINO, 03/08/1899
EL
LIBERAL, 03/10/1899, 12/07/1907
LAS
PROVINCIAS, 07/08/1899, 30 /06/1901, 10/07/1907
EL
PROGRESO AGRÍCOLA Y PECUARIO, 22/07/1899
LA
VERDAD, 13/07/1900
NOTICIERO
SALMANTINO, 16/08/1900
EL
DIA DE PALENCIA, 18/08/1900
EL
CORREO ESPAÑOL, 29/01/1910
EL
NOTICIERO DE CÁCERES, 15/10/1910
LA
HORMIGA DE ORO, 02/03/1912
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