En la Catedral de Valencia se venera el que, según la tradición, es el cáliz conservado por la Virgen María y los apóstoles, y llevado por Pedro a Roma, donde los pontífices lo utilizaron para consagrar la Eucaristía durante algo más de dos siglos. En la persecución contra los cristianos llevada a cabo por Valeriano en el 258, el papa Sixto II, antes de ser martirizado, habría confiado el cáliz al diácono Lorenzo, natural de Huesca, quien lo envió a su ciudad natal.
En
la diócesis de Huesca estuvo hasta la invasión musulmana, y, posteriormente, en
el monasterio de San Juan de la Peña, donde el cáliz estuvo hasta 1399, año en
el que el rey Martín de Aragón lo llevó a Zaragoza, pasando después a Barcelona
hasta que Alfonso el Magnánimo lo depositó en 1424 en Valencia, primero en su
palacio y, posteriormente, en la catedral, según un acta notarial de 1437.
En
el año 1959 se conmemoraba el decimoséptimo centenario del martirio de San
Lorenzo y de la llegada a España de la Sagrada Reliquia. Con tal motivo se
organizó una salida triunfal por tierras aragonesas en la que se volvió a
visitar, después de cinco siglos de ausencia, los mismos lugares que en el
pasado recorriera en su trayectoria histórica.
El
viaje se inició a finales de junio de 1959, siendo su primera parada la ciudad
de Huesca, visitando la catedral y la Iglesia de San Pedro el Viejo. El lunes
día 29 de junio se encontraba en el monasterio de San Juan de la Peña, desde
donde partió hacia la Catedral de San Pedro en Jaca, continuando en días
sucesivos por la Canal de Berdun, Santa Cilia, Javierray, Hecho, Siresa, Bailo,
Salinas de Jaca y nuevamente Huesca continuando el viaje hacia Zaragoza, donde
se le rindió culto en el palacio de la Alfajería y desde allí la salida, con
multitudinario y apoteósico final de despedida, hacia Valencia.
El
domingo 5 de julio, a las tres de la tarde, hacía su entrada en el término de
Puçol la comitiva de vehículos que acompañaba al Santo Cáliz en su regreso a
Valencia. Se detuvo frente al bar Puzol y allí se hizo cargo de la Sagrada
Reliquia el párroco de Santa Marta, don Enrique Montón, y el coadjutor en
funciones de párroco de los Santos Juanes, don Aurelio Herrera, quienes
llevaron la reliquia al cercano almacén de naranjas de don José Esteve Conesa
donde, de rodillas, le esperaba el párroco de los Santos Juanes, don Enrique
Viñals, que se hallaba con el brazo en cabestrillo por una reciente caída.
Al llegar al final de la barriada el clero local se apeó del faetón e hizo entrega del Santo Cáliz a la comitiva ofocial, que emprendió el tramo final de su viaje hacia la catedral de Valencia.
Para
memoria de estos hechos, el domingo 20 de marzo de 1960 fue bendecida por el
párroco de Santa Marta, señor Montón, una lápida conmemorativa del paso y
entrada del Santo Cáliz en la casa del Sr. Esteve, almacén conocido
popularmente con el nombre de El ataúd, por tener el solar esta forma.
En
el panel de azulejos conmemorativo figura la siguiente leyenda.
EN ESTA CASA ENTRO
EL SANTO CALIZ
EN EL REGRESO DE
SU
PEREGRINACION
PUZOL 5 JULIO 1959
A este acto asistieron las autoridades, jerarquías, junta parroquial y numeroso público. Don José Esteve agradeció a los concurrentes su presencia y su hija, Vicenta Esteve Orero, pronunció unas palabras resaltando la importancia que para Puçol y los dueños de la casa tenía la visita de tan sublime reliquia de la cristiandad.
A
continuación, se sirvió un refrigerio a los invitados.
• LEVANTE, 08/07/1959, 23/03/1960
• SÁNCHEZ
NAVARRETE, Manuel. El Santo Cáliz de la Cena. Cofradía del Santo
Cáliz. Valencia. 1994
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