En
toda la cuenca Mediterránea española, la malaria o paludismo fue una enfermedad
tan común como desconocida hasta finales del siglo XIX. El término paludismo
proviene del latín palus (laguna) y está directamente relacionado con el
origen de la enfermedad. La palabra malaria, procedente del italiano, mal’aria
(mal aire), vinculada con el mecanismo de transmisión más consensuado entre
la comunidad científica hasta finales del siglo XIX. En los textos de la época
se conoció como Tercianas, nombre asociado a la intermitencia de las
fiebres que producía.
Hasta
que se determinó que, para la transmisión de la enfermedad, era necesaria la
participación de hembras de mosquitos del género Anopheles, la hipótesis más
aceptada para la difusión de la enfermedad era la contaminación atmosférica
debida a efluvios o aires pestilentes procedentes de la putrefacción de la
materia orgánica que quedaba al descubierto al secarse los ambientes que
albergaban aguas estancadas.
De
las duras condiciones de trabajo de los agricultores arroceros el ilustrado Antonio José Cavanilles,
en sus Observaciones sobre la
historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de
Valencia, publicada en Madrid en 1797, afirmaba:
…..Es
menester observar de cerca las varias operaciones que preceden y acompañan al
cultivo del arroz, para calcular el mérito del trabajo …... verdad es que los
jornaleros son crecidos, pero no corresponden al riesgo en que viven aquellos infelices.
Cercados de agua, envueltos en una atmósfera de vapores corrompidos, agobiados
por el calor del sol, y del trabajo, precisados de beber aguas impuras contraen
enfermedades que les quitan la vida, o consumen en breves los ahorros hechos a
fuerza de economía….
Sin
incluir las Tercianas, el estado
sanitario general de la población de la época no era nada boyante. Los
arrozales estaban detrás de las continuas infecciones intestinales provocadas
por la ingestión de agua en mal estado. El agua con elevado grado de materia
orgánica en putrefacción presente en los campos de arroz, contaminaba
frecuentemente, ya sea por vertidos directos involuntarios a través de acequias
o por simple filtración, los pozos de donde la población extraía el agua para
beber, provocando intensas diarreas y fiebres en ocasiones confundidas con el
propio paludismo.
Aunque
el cultivo del arroz se había llevado a cabo desde tiempos antiguos por el
litoral mediterráneo, el antecedente más cercano a esta epidemia hay que
buscarlo en una normativa que fue promovida por el Capitán General de Valencia, que había elevado a la Corte informes
acerca de la situación en la que se encontraba el cultivo del arroz y sus
consecuencias negativas sobre la salud, ante lo cual, el monarca Fernando VI,
en 14 de abril de 1753, dictó una resolución definida y detallada para los
arrozales de Valencia, ordenación general de los cotos y zonas amojonadas.
En
líneas generales se procuró limitar la extensión del
cultivo, pueblo por pueblo, ordenando su amojonamiento en circuito para
delimitar las zonas propias del arroz, que, además, deberían estar lo más
alejadas posible de las poblaciones y en tierras que tradicionalmente se
dedicasen a aquella plantación. Los corregidores, alcaldes y justicias quedaban
encargados de demarcar los cotos arroceros, que en muchos casos consistió en
permitir su cultivo tal como hasta entonces, con la sola limitación de no
extenderlo más.
El control de salubridad, para
evitar los futuros peligros del arroz, consistió en solicitar los primeros
cuatro años siguientes una estadística de nacidos y muertos, número de vecinos,
sanidad y enfermedades que existan, recogidos de los certificados de párrocos,
escribanos y médico de cada pueblo, acompañándolo, en informe separado, de las
cantidades de producción de arroz y los precios alcanzados.
Aunque esta resolución estuvo vigente a lo largo de la segunda mitad del
siglo XVIII, su cumplimiento no fue demasiado estricto, la tolerancia con que
se aplicó permitió ampliar los terrenos dedicados al cultivo del arroz y las nefastas
consecuencias no tardarían en hacerse patentes.
El arroz se había convertido, junto
al pan, en la base de la alimentación de los valencianos. El hecho de ser un
cultivo relativamente rápido, seguro y de elevados rendimientos (1,3 veces
superior al trigo) explica que la cosecha de arroz fuera tan atractiva para el
campesino, siendo frecuentemente antepuesta al cultivo de leguminosas y de
cereales panificables.
Así,
nos encontrábamos ante una situación en la que, por un lado, el cultivo del
arroz reportaba grandes beneficios económicos al reino y por otro, ante una
mano de obra que se veía azotada constantemente por el paludismo y que, para
más señas, era la propietaria mayoritaria de las superficie arrocera.
Las
condiciones higiénicas eran muy deficientes, especialmente en pueblos pequeños
donde el agua de consumo humano estaba contaminada por los arrozales, los
estercoleros y los animales que convivían con el hombre dentro de las casas.
Las aguas detenidas en balsas y acequias eran muy comunes dentro de los núcleos
de población.
El
16 de octubre de 1784 se reunió el Ayuntamiento de Valencia para examinar un ….Memorial de la Villa del Puig, haciendo
presente el conflicto en que se hallavan sus vecinos, por la constelación de
Tercianas que estaban padeciendo…..las copiosas lluvias han contribuido mucho a
la Epidemia…..lo que ha influido mas eficazmente á producirla, es la abundancia
de Arrozes, que de algunos años á esta parte se hacen en su Término, y en los
de Murviedro, Puzol y Valleza ….. los vecinos entregados al cultivo de los
Arrozes, son los que padecen las Tercinas mas malignas, y rebeldes, y los que
empiezan á enfermar, y también son los primeros los habitantes de los Arravales
y Calles que miran á la parte de Levante, donde estan todos los Arrozes …..
todas las Moreras, á las que les dá el Levante, se pierden, y se mueren
muchísimas ….. los Arrozes, quando están en flor, tienen tanta malignidad, que
se vé sobre ellos como una nube, mas espesa que el polvo; y entonces, apenas
entra persona alguna en ellos, que no salga dañada…esta Villa, antes de darse
sus naturales al cultivo de los Arrozes, era tenida, y acreditada, por una de
las mas sanas del Reyno…..las mugeres preñadas han abortado muchas; á las que
crian se le vá la leche, y las crias se mueren de hambre: de forma que de siete
años, por abajo, no se puede decir haya algún muchacho libre, ni apenas hay, ni
ha habido dia que no se hayan experimentado uno, ó dos muertos, con aparato de
haver muchos mas …. que en los tres o quatro años, que no se hicieron Arrozes,
apenas huvo una, ú otra enfermedad de Tercianas: pero en los demás años,
siempre ha habido las bastantes; y el excesivo numero de Arrozes, que este año
se han criado, junto con las copiosas lluvias del Invierno pasado, ha motivado
mayor, y mas relevante Epidemia….. las Marjales de su Término han estado llenas
de Agua todo el Verano, ó desde que empezó el Cultivo de los Arrozes ….. en
casi todas las Casas hay charcos de Aguas corrompidas para hacer estiércol:
muchas Balsas al rededor de la Villa …. Por toda la Calle mayor corre una
Acequia descubierta por varias partes…
Ante
estos hechos los Regidores de la clase de Nobles de la ciudad de Valencia,
Antonio Pascual y Vicente Guerau de Arellano y sus Comisarios Diputados de
Sanidad, habiendo visto los funestos estragos que la epidemia de tercianas estaba
causando, con fecha 21 de octubre acordaron consultar a los pueblos a fin de
averiguar la situación y estragos de la epidemia para tomar todas las medidas
necesarias con el fin de preservar al vecindario y prevenir la posible recidiva
el año siguiente.…. se remitió por vereda
a 133 Sugetos, Prelados, Curas ó Económos, de otros tantos Pueblos, y Conventos
situados, en su mayor parte, al rededor de esta Capital….
El
cuestionario, que se remitió a 97 pueblos y a 36 comunidades de religiosos y
religiosas, estaba redactado en los siguientes términos:
Muy Señor
mio: La Ilustre Ciudad ha tenido noticia de las muchas Tercianas, que hay en
varios Lugares del Reyno; y deseando tomar conocimiento de este asunto, para su
remedio, en Cabildo Ordinario de diez y seis de los corrientes, acordó que la
Diputacion de Sanidad pase á V.R. este Oficio, á fin de que se sirva
satisfacer, oyendo al Médico de ese Comun, y con referencia a los Libros de su
cargo, con separación, y por su órden, á las preguntas siguientes:
1.
Quantas personas de todas edades, de ambos sexos, han padecido en esa
Feligresía, ó Convento, la Terciana en este año, poco mas ó menos.
2.
Quantas han muero de ella, á juicio del Medico.
3. Que
número resta de enfermos, que aún la padecen.
4.
Quantos convalecientes hay en el día.
5. A qué
causa se atribuye generalmente, la presente Epidemia de tercianas, y si entre
ellas concurre la de los Arrozes.
6. Si en
el Término de esa feligresía, ó Convento, se hallan aguas estancadas, y
especialmente en alguna cantidad, que verosímilmente puedan influir en la
actual Epidemia.
7.
Quantos muertos de todas edades, y sexos ha habido en esa Población, ó
Comunidad, en los años de mil setecientos ochenta, mil setecientos ochenta y
uno, mil setecientos ochenta y dos y mil
setecientos ochenta y tres inclusive. Y de qué número de vecinos se compone,
poco mas, ó menos.
Por lo
que espera que V.R. se servirá satisfacer, con toda claridad, y distinción, á
cada uno de los puntos indicados, con la posible brevedad, á que esta
Diputacion, quedará muy agradecida, y en el interim, ruega á Dios guarde a V.E.
los muchos años de su deseo.
Valencia,
veinte y uno de Octubre, de mil setecientos ochenta y quatro = B. L. M. de V.
R. = sus mas atentos servidores = Don Antonio Pasqual = Don Vicente Guerau de
Arellano
El
Vicario de la Villa de Puçol contestó el cuestionario en fecha 4 de
noviembre … de que son vecinos quatrocientos y cinquenta…..han padecido la
Terciana dos mil trecientas y catorce personas: han muerto ciento dos y la
causa los Arrozes….
También
hizo mención el informe remitido a que ….
la Villa de Puzol tiene un pedazo de tierra como una legua de largo, y un
quarto de ancho, la qual si por el Invierno se llena de Agua se aprovechan de
ella, para los Arrozes en el tiempo de la Sementera, y luego que la han logrado
se tapan los Conductos, y queda el Agua embalsada. Que un Barranco que baja de
la Vall de Jesus, desagua en otra Partida de Tierra, y forma una Laguna mas
grande, concurriendo también la Agua de las Marjales, y de todas se forma una
grande Albufera en notable perjuicio de la pública salud, que podría remediarse
procurando dar salida á las Aguas, y no tapar sus Conductos. En una de las
Puertas hay un Patio que sirve para recoger los Potros de la Dula, y quando
llueve se llena de agua, que dura algunos meses. En casi todas las Casas hay
una Balsa para hacer estiércol, haciendo estercolares por las Calles, con
titulo que es para conducirlo luego al Campo, y pasan allí muchas Semanas. Y
por ultimo, en los molinos de Azeyte hacen unas Balsas que corrompen, y sin
ningún reparo las hechan por medio de las Calles…
Por otra parte, el Convento de la Vall de Jesús
remitió dos veces el cuestionario, el 22 de noviembre y el 17 de enero, ya que
por equivocación se le pidió una segunda respuesta ….que siendo sus moradores treinta y seis religiosos, han padecido la Terciana treinta y dos: y ha
habido un difunto …. aunque no mencionaron nada de la causa. Entre la
primera comunicación y la segunda hubo dos enfermos más y un muerto.
La
máxima virulencia de la epidemia se localizó en dos focos sépticos
fundamentales que se corresponden con las dos zonas de máximo cultivo de arroz,
los marjales de Puig y Puçol y las zonas de la ribera del rio Júcar.
Por
las orillas del mar se extendió con fuerza el contagio provocado por los
arroces del Puig y Puçol. El convento de Magdalenas de Masamagrell expresó esta
realidad advirtiendo que contrajeron la enfermedad, en primer lugar los
limosneros del Puig y Puçol, y, a continuación, los restantes hermanos
franciscanos por estar expuesto el convento a los aires de Levante. Igual
sucedió en Rafelbuñol, en el que las calles que miraban a los arroces fueron
las más afectadas.
En los pueblos de la actual
comarca de l’Horta hubo un reducido índice de mortalidad del 9‰ y una baja tasa
de letalidad, del 29-37 ‰, pero importantes tasas de morbilidad, en torno al
237‰, que en algunos lugares superó el 500‰ e incluso el 1.000‰, como es el
caso del Puig que alcanzó el 1.146,6 ‰
y Puçol el 1.283,9 ‰
Puçol 450 vecinos
1800 2314 enfermos y 102
fallecidos
Puig 340
vecinos 1360 1560 enfermos y 71 fallecidos (22 adultos 49 niños)
MORTALIDAD: Es la tasa de fallecidos referidos a la población
en su conjunto.
LETALIDAD: Es la mortalidad específica entre infectados.
MORBILIDAD: Es la tasa de infectados en un momento dado en un
grupo de población concreto.
Como
hemos visto, en Puçol se cultivó arroz hasta 1784, preparando el estiércol en las
casas y circulando las aguas cerca de las habitaciones ocupadas por los vecinos.
La insalubridad producida obligó a sus vecinos a abandonarlo en aquella fecha,
recobrando entonces salud, población y riqueza. El número de sus vecinos
aumentó desde 500 a 666. Igualmente sucedió en las zonas hondas del Puig, la
Creu, Masamagrell y Masalfasar.
Es,
una vez más, el ilustrado Cavanilles el que nos facilita puntual información de
lo que sucedía en Puçol a los 10 años de la fatal epidemia …la agricultura, único recurso de la población, no hubiera podido por
sí sola producir tal aumento en el corto espacio de diez años, á no concurrir
otra causa poderosa que mejorando la condición de la atmósfera, fortifica la
salud y robustez de los hombres. Los de Puzól cayeron en la debilidad de
cultivar el arroz en las partes hondas: preparaban dentro de sus casas el
estiércol, indispensable para lograr cosechas abundantes, y para ello detenían
las aguas en sitios contiguos á sus habitaciones, donde se corrompían los
vegetales, y fermentaban otras materias. Pero en 1784 conocido el yerro, desterraron
la planta que inficionaba el ayre, y recobró el pueblo la salubridad que le es
propia. Desde entonces se multiplicaron los brazos y el cultivo,
correspondiendo los frutos del trabajo…..dueños regularmente de lo que
cultivan, se animan á sacar todo el partido á costa de sudores voluntarios…
La
epidemia de 1784 exigió el abandono de las plantaciones y en consecuencia,
mejoraron la salud, los cultivos, se desecaron los campos, se sustituyeron por
viñas y moreras los arrozales y aumentó la población.
Para
intentar dar una solución jurídica a las graves cuestiones que tenía planteadas
Valencia, el rey Carlos II, tras la consulta a la Junta de Sanidad, expidió en
marzo de 1785 una ….Real Cedula de S. M.
y señores del Consejo, por la qual se manda, que para evitar en lo sucesivo las
Epidemias de Tercianas ocurridas en el Reyno de Valencia, se pongan en curso
las Aguas estancadas, y se observen las demás reglas que se prescriben para
dicho fin.
● Resolución Real de 14 de abril de 1753 sobre los límites
y cotos de siembre de arroces. Buen Retiro 14 de abril de 1753. El Marques de Campo Villar.
● Copia de la Representación, de la Diputación de
Sanidad, de esta Ilustre Ciudad de Valencia, a la Suprema Junta, con motivo de
la Epidemia de Tercianas, padecida el Otoño del año 1784 en algunos Pueblos de
su Reyno : De las Cartas que se recibieron de resulta; y de la Cédula de los
Señores del Real Consejo de Castilla, que comprehende las Providencias tomadas,
para su remedio, en virtud de Orden de S.M . Texto firmado por: Francisco Hilario Cavaller. Fechado en Valencia el
12 de Marzo año de 1785. BNE. Signatura VC/1017/7 PID bdh0000126118 CDU 61
● Real Cedula de S. M. y señores del Consejo, por la
qual se manda, que para evitar en lo sucesivo las Epidemias de Tercianas
ocurridas en el Reyno de Valencia, se pongan en curso las Aguas estancadas, y
se observen las demás reglas que se prescriben para dicho fin. Valencia. Imprenta de Benito Monfort. 1785.
Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia
● BUENO MARÍ Rubén y JIMÉNEZ PEYDRÓ Ricardo. Crónicas de arroz, mosquitos y paludismo en España: el caso de la
provincia de Valencia (s. XVIII-XX). HISPANIA. Revista Española de Historia, 2010,
vol. LXX, núm. 236, septiembre-diciembre, págs. 687-708
● CABANILLES PALOP Antonio José. Observaciones sobre la historia natural,
geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia. Madrid. 1797
● PESET REIG, Mariano y José Luis. Cultivos
de arroz y paludismo en la Valencia del siglo XVIII. Hispania: Revista española de historia, ISSN
0018-2141, Nº 121, 1972, págs. 277-375
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