domingo, 17 de abril de 2022

1917. LA VILLA ROMANA DEL TRULL DELS MOROS.

 

                Los terrenos que hoy corresponden al término municipal de Puçol pertenecieron en tiempos romanos a núcleos de población agrícola derivados de la importante y poderosa urbe saguntina. Prueba de ello son los hallazgos arqueológicos verificados en los siglos XVII, XIX y XX todos ellos correspondientes a edificios de carácter agrario y que fueron surgiendo a la luz al roturar los campos para adaptarlos a nuevos cultivos.

                En 1608 se recogieron diversos restos en el campo denominado el Villar, situado entre Puçol y El Puig, que continuaron apareciendo en 1745, 1765 y 1777 auspiciados por los arzobispos Andrés Mayoral y Francisco Fabián y Fuero, cuyos tesoros arqueológicos pasaron a formar un incipiente Museo que se creó en el Palacio Arzobispal. Este museo que llegó ser muy importante, fue destruido, junto a la biblioteca, por una bomba incendiaria lanzada por las tropas napoleónicas en 1812 al sitiar Valencia.

               

                En febrero de 1915, al roturar unos terrenos en el lugar conocido como Trull dels Moros, lagar de los moros, fue encontrada por el vecino de Masamagrell, Ramón Ferrer Fenollera, una cabeza mutilada de un joven Baco labrada en mármol. Popularmente este hallazgo fue conocido como el cap de moro por ser atribuido, tal y como era común sentir de la gente popular con todo lo antiguo, como obra de moros. También era conocido este lugar como Els Queratls.

El 27 de abril de 1915 Luis Tramoyeres Blasco, corresponsal de la Real Academia de la Historia, se desplazó a Masamagrell para ver y estudiar esta cabeza de Baco.

 



             El 15 de marzo de 1917 el Sr. Tramoyeres Blasco se desplazó a Puçol acompañado del propietario del campo, Francisco Bovi, vecino de Valencia, para inspeccionar el lugar del descubrimiento confirmando que había aparecido en lo que había sido en tiempos del imperio una importante villa romana.

                Estos terrenos formaban parte de la denominada partida de Gausa que, junto a la de la Rif, ya aparecen mencionadas repetidas veces en el Llibre del Repartiment, libro en el que figuran anotadas todas las donaciones que hizo Jaime I a los que le ayudaron en la conquista de las tierras valencianas. Por estas donaciones sabemos que estas tierras estuvieron dedicadas en tiempos moros y también en las anteriores dominaciones, al cultivo del olivo y por ello tenía gran importancia la extracción del aceite. Estas tierras fueron posteriormente dedicadas a la vid y modernamente pasaron a ser dedicadas a naranjos.

Precisamente por el Repartiment conocemos donaciones que hacen referencia a un torculario olivarum, situado en la partida de Gausa, que con toda probabilidad sea la misma almazara aceitera que perteneció a la villa romana, que posteriormente siguió siendo utilizada en la dominación mora y ya en tiempos cristianos denominada Trull dels Moros pues como hemos visto, la creencia popular era que todo lo antiguo era obra de moros.

                Esta partida de Gausa que formaba parte del ager saguntino estuvo poblada de casas agrícolas como lo estaba también toda la franja de terreno que se extiende desde Sagunto hasta El Puig.

 

                El resultado de las observaciones que el Sr. Tramoyeres obtuvo de su visita a la espléndida villa conocida como Trull dels Moros fue publicado el 25 de mayo de 1917 en el Boletín de la Real Academia de la Historia del año 1917 con el título de Antigüedades romanas de Puzol.

El reconocimiento que practicó sobre el terreno el Sr. Tramoyeres nos lo describe diciendo que llegó al lugar siguiendo el camino de Canet, paralelo a la vía férrea de Valencia a Tarragona, una antigua vía romana que ponía en comunicación a las villas romanas que existieron en aquella llanura del ager saguntino.

A unos tres kilómetros y a la derecha del camino de Canet se encontraban los campos con los restos romanos, ya en el término municipal de Sagunto. Lindaban al N con la Partida del Povo, al E con la acequia del Arrif, al S con la Partida de Laterana y Puçol y al W con el camino de Canet.  

En el lugar donde debió estar emplazada la villa el Sr. Tramoyeres descubrió casi a flor de tierra restos de la fábrica principal de la rural edificación. La planta del patio aparecía destruida por los roturadores del terreno, lo mismo que el impluvium, del cual aparecía el piso de durísimo hormigón, el orificio de salida del agua, el murete de mármol, un conducto abovedado y la cloaca receptora de las aguas. Junto al patio central estaban las habitaciones domésticas con muros de medio metro de espesor y pavimentos de espinilla con pequeños ladrillos (pavimenta testacea spicata de Vitruvio) que descansaban sobre un lecho de mortero y piedra de gran consistencia. No se trataba de restos de un templo sino de una villa agrícola o casa de labor.

                Estudiando el aspecto de la superficie removida y aunque los trabajos de roturación de habían efectuado sin método no cuidado alguno, observó vestigios de plantas regulares, indicadoras de habitaciones y otros locales propios de una finca agraria. Toda la superficie de la antigua villa se hallaba cubierta de piedras informes y mezcladas con estos restos aparecían fragmentos de columnas y sillares de piedra azulada, propia de las canteras saguntinas, que estaban labradas rústicamente, indicio de que eran de carácter constructivo, sin ningún detalle de carácter ornamental. 

                El lagar apareció en el extremo SE del campo, ocupando uno de los ángulos de la villa agrícola. Aunque era un montón de ruinas en su forma primitiva debió tener una cubierta sostenida por columnas o pilares. La planta era rectangular, de 12 por 7 metros y cubierta toda la superficie del lagar con piedras y sillares.

En el extremo N estuvo la almazara aceitera, demostrada su existencia por el hallazgo de dos grandes piedras cilíndricas de 1,40 m. de diámetro y 1,60 m. de alto, que presentaban dos entalladuras trapezoidales en sus costados de 30 cm. de profundidad. En su parte superior y dentro de una cartela ansada tenían la siguiente inscripción.

 

I • O • M

S • I • E • P • F

 

 



                              

LIBERO

S • I • E • P • F

 




                Ambas piedras formaban parte de un torcularium, prensa utilizada para extraer el aceite de la pulpa de oliva, una vez que el fruto había sido desprovisto del hueso, trabajo que se realizaba en el trapetum, mortarium o en otro molino semejante. Las piedras servían de contrapeso y se encontraban en el interior de una fosa de maniobra en el subsuelo.

Las piedras presentaban los entalles laterales típicos de los contrapesos de viga y cabestrante, elemento que forma parte del mecanismo técnico de prensado. Las perforaciones en los contrapesos, tanto en la cara superior como las dos hendiduras laterales, propiciaban el anclaje del mecanismo de accionamiento de la prensa.

 

 

ARCHIVO DEL ARTE VALENCIANO. Antigüedades romanas de Puzol. Nº 1. Año III. 1927

BELTRAN LLORIS, Francisco. Epigrafía latina de Saguntum y su territorium. SIP DPV. Valencia. 1980

TRAMOYERES BLASCO, Luis. FITA COLOME, P. Fidel. Antigüedades romanas de Puzol. Boletín de la Real Academia de la Historia. Madrid. Tomo LXXI, Año 1917. Pág. 38 a 58

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