sábado, 29 de agosto de 2020

1784. PUÇOL DURANTE LA EPIDEMIA DE TERCIANAS EN EL OTOÑO DE 1784


                En toda la cuenca Mediterránea española, la malaria o paludismo fue una enfermedad tan común como desconocida hasta finales del siglo XIX. El término paludismo proviene del latín palus (laguna) y está directamente relacionado con el origen de la enfermedad. La palabra malaria, procedente del italiano, mal’aria (mal aire), vinculada con el mecanismo de transmisión más consensuado entre la comunidad científica hasta finales del siglo XIX. En los textos de la época se conoció como Tercianas, nombre asociado a la intermitencia de las fiebres que producía.

                Hasta que se determinó que, para la transmisión de la enfermedad, era necesaria la participación de hembras de mosquitos del género Anopheles, la hipótesis más aceptada para la difusión de la enfermedad era la contaminación atmosférica debida a efluvios o aires pestilentes procedentes de la putrefacción de la materia orgánica que quedaba al descubierto al secarse los ambientes que albergaban aguas estancadas.

                De las duras condiciones de trabajo de los agricultores arroceros el ilustrado Antonio José Cavanilles, en sus Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia, publicada en Madrid en 1797, afirmaba:

…..Es menester observar de cerca las varias operaciones que preceden y acompañan al cultivo del arroz, para calcular el mérito del trabajo …... verdad es que los jornaleros son crecidos, pero no corresponden al riesgo en que viven aquellos infelices. Cercados de agua, envueltos en una atmósfera de vapores corrompidos, agobiados por el calor del sol, y del trabajo, precisados de beber aguas impuras contraen enfermedades que les quitan la vida, o consumen en breves los ahorros hechos a fuerza de economía….

                Sin incluir  las Tercianas, el estado sanitario general de la población de la época no era nada boyante. Los arrozales estaban detrás de las continuas infecciones intestinales provocadas por la ingestión de agua en mal estado. El agua con elevado grado de materia orgánica en putrefacción presente en los campos de arroz, contaminaba frecuentemente, ya sea por vertidos directos involuntarios a través de acequias o por simple filtración, los pozos de donde la población extraía el agua para beber, provocando intensas diarreas y fiebres en ocasiones confundidas con el propio paludismo.

                Aunque el cultivo del arroz se había llevado a cabo desde tiempos antiguos por el litoral mediterráneo, el antecedente más cercano a esta epidemia hay que buscarlo en una normativa que fue promovida por el Capitán General de Valencia, que había elevado a la Corte informes acerca de la situación en la que se encontraba el cultivo del arroz y sus consecuencias negativas sobre la salud, ante lo cual, el monarca Fernando VI, en 14 de abril de 1753, dictó una resolución definida y detallada para los arrozales de Valencia, ordenación general de los cotos y zonas amojonadas.

                En líneas generales se procuró limitar la extensión del cultivo, pueblo por pueblo, ordenando su amojonamiento en circuito para delimitar las zonas propias del arroz, que, además, deberían estar lo más alejadas posible de las poblaciones y en tierras que tradicionalmente se dedicasen a aquella plantación. Los corregidores, alcaldes y justicias quedaban encargados de demarcar los cotos arroceros, que en muchos casos consistió en permitir su cultivo tal como hasta entonces, con la sola limitación de no extenderlo más.
                El control de salubridad, para evitar los futuros peligros del arroz, consistió en solicitar los primeros cuatro años siguientes una estadística de nacidos y muertos, número de vecinos, sanidad y enfermedades que existan, recogidos de los certificados de párrocos, escribanos y médico de cada pueblo, acompañándolo, en informe separado, de las cantidades de producción de arroz y los precios alcanzados.
                Aunque esta resolución estuvo vigente a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII, su cumplimiento no fue demasiado estricto, la tolerancia con que se aplicó permitió ampliar los terrenos dedicados al cultivo del arroz y las nefastas consecuencias no tardarían en hacerse patentes.
                El arroz se había convertido, junto al pan, en la base de la alimentación de los valencianos. El hecho de ser un cultivo relativamente rápido, seguro y de elevados rendimientos (1,3 veces superior al trigo) explica que la cosecha de arroz fuera tan atractiva para el campesino, siendo frecuentemente antepuesta al cultivo de leguminosas y de cereales panificables.
                Así, nos encontrábamos ante una situación en la que, por un lado, el cultivo del arroz reportaba grandes beneficios económicos al reino y por otro, ante una mano de obra que se veía azotada constantemente por el paludismo y que, para más señas, era la propietaria mayoritaria de las superficie arrocera.
                Las condiciones higiénicas eran muy deficientes, especialmente en pueblos pequeños donde el agua de consumo humano estaba contaminada por los arrozales, los estercoleros y los animales que convivían con el hombre dentro de las casas. Las aguas detenidas en balsas y acequias eran muy comunes dentro de los núcleos de población.

                El 16 de octubre de 1784 se reunió el Ayuntamiento de Valencia para examinar un ….Memorial de la Villa del Puig, haciendo presente el conflicto en que se hallavan sus vecinos, por la constelación de Tercianas que estaban padeciendo…..las copiosas lluvias han contribuido mucho a la Epidemia…..lo que ha influido mas eficazmente á producirla, es la abundancia de Arrozes, que de algunos años á esta parte se hacen en su Término, y en los de Murviedro, Puzol y Valleza ….. los vecinos entregados al cultivo de los Arrozes, son los que padecen las Tercinas mas malignas, y rebeldes, y los que empiezan á enfermar, y también son los primeros los habitantes de los Arravales y Calles que miran á la parte de Levante, donde estan todos los Arrozes ….. todas las Moreras, á las que les dá el Levante, se pierden, y se mueren muchísimas ….. los Arrozes, quando están en flor, tienen tanta malignidad, que se vé sobre ellos como una nube, mas espesa que el polvo; y entonces, apenas entra persona alguna en ellos, que no salga dañada…esta Villa, antes de darse sus naturales al cultivo de los Arrozes, era tenida, y acreditada, por una de las mas sanas del Reyno…..las mugeres preñadas han abortado muchas; á las que crian se le vá la leche, y las crias se mueren de hambre: de forma que de siete años, por abajo, no se puede decir haya algún muchacho libre, ni apenas hay, ni ha habido dia que no se hayan experimentado uno, ó dos muertos, con aparato de haver muchos mas …. que en los tres o quatro años, que no se hicieron Arrozes, apenas huvo una, ú otra enfermedad de Tercianas: pero en los demás años, siempre ha habido las bastantes; y el excesivo numero de Arrozes, que este año se han criado, junto con las copiosas lluvias del Invierno pasado, ha motivado mayor, y mas relevante Epidemia….. las Marjales de su Término han estado llenas de Agua todo el Verano, ó desde que empezó el Cultivo de los Arrozes ….. en casi todas las Casas hay charcos de Aguas corrompidas para hacer estiércol: muchas Balsas al rededor de la Villa …. Por toda la Calle mayor corre una Acequia descubierta por varias partes…

                Ante estos hechos los Regidores de la clase de Nobles de la ciudad de Valencia, Antonio Pascual y Vicente Guerau de Arellano y sus Comisarios Diputados de Sanidad, habiendo visto los funestos estragos que la epidemia de tercianas estaba causando, con fecha 21 de octubre acordaron consultar a los pueblos a fin de averiguar la situación y estragos de la epidemia para tomar todas las medidas necesarias con el fin de preservar al vecindario y prevenir la posible recidiva el año siguiente.…. se remitió por vereda a 133 Sugetos, Prelados, Curas ó Económos, de otros tantos Pueblos, y Conventos situados, en su mayor parte, al rededor de esta Capital….
                El cuestionario, que se remitió a 97 pueblos y a 36 comunidades de religiosos y religiosas, estaba redactado en los siguientes términos:

Muy Señor mio: La Ilustre Ciudad ha tenido noticia de las muchas Tercianas, que hay en varios Lugares del Reyno; y deseando tomar conocimiento de este asunto, para su remedio, en Cabildo Ordinario de diez y seis de los corrientes, acordó que la Diputacion de Sanidad pase á V.R. este Oficio, á fin de que se sirva satisfacer, oyendo al Médico de ese Comun, y con referencia a los Libros de su cargo, con separación, y por su órden, á las preguntas siguientes:
1. Quantas personas de todas edades, de ambos sexos, han padecido en esa Feligresía, ó Convento, la Terciana en este año, poco mas ó menos.
2. Quantas han muero de ella, á juicio del Medico.
3. Que número resta de enfermos, que aún la padecen.
4. Quantos convalecientes hay en el día.
5. A qué causa se atribuye generalmente, la presente Epidemia de tercianas, y si entre ellas concurre la de los Arrozes.
6. Si en el Término de esa feligresía, ó Convento, se hallan aguas estancadas, y especialmente en alguna cantidad, que verosímilmente puedan influir en la actual Epidemia.
7. Quantos muertos de todas edades, y sexos ha habido en esa Población, ó Comunidad, en los años de mil setecientos ochenta, mil setecientos ochenta y uno, mil setecientos ochenta y dos y  mil setecientos ochenta y tres inclusive. Y de qué número de vecinos se compone, poco mas, ó menos.
Por lo que espera que V.R. se servirá satisfacer, con toda claridad, y distinción, á cada uno de los puntos indicados, con la posible brevedad, á que esta Diputacion, quedará muy agradecida, y en el interim, ruega á Dios guarde a V.E. los muchos años de su deseo.
Valencia, veinte y uno de Octubre, de mil setecientos ochenta y quatro = B. L. M. de V. R. = sus mas atentos servidores = Don Antonio Pasqual = Don Vicente Guerau de Arellano

                El Vicario de la Villa de Puçol contestó el cuestionario en fecha 4 de noviembre  … de que son vecinos quatrocientos y cinquenta…..han padecido la Terciana dos mil trecientas y catorce personas: han muerto ciento dos y la causa los Arrozes….
                También hizo mención el informe remitido a que …. la Villa de Puzol tiene un pedazo de tierra como una legua de largo, y un quarto de ancho, la qual si por el Invierno se llena de Agua se aprovechan de ella, para los Arrozes en el tiempo de la Sementera, y luego que la han logrado se tapan los Conductos, y queda el Agua embalsada. Que un Barranco que baja de la Vall de Jesus, desagua en otra Partida de Tierra, y forma una Laguna mas grande, concurriendo también la Agua de las Marjales, y de todas se forma una grande Albufera en notable perjuicio de la pública salud, que podría remediarse procurando dar salida á las Aguas, y no tapar sus Conductos. En una de las Puertas hay un Patio que sirve para recoger los Potros de la Dula, y quando llueve se llena de agua, que dura algunos meses. En casi todas las Casas hay una Balsa para hacer estiércol, haciendo estercolares por las Calles, con titulo que es para conducirlo luego al Campo, y pasan allí muchas Semanas. Y por ultimo, en los molinos de Azeyte hacen unas Balsas que corrompen, y sin ningún reparo las hechan por medio de las Calles…

                Por otra parte, el Convento de la Vall de Jesús remitió dos veces el cuestionario, el 22 de noviembre y el 17 de enero, ya que por equivocación se le pidió una segunda respuesta ….que siendo sus moradores treinta y seis religiosos,  han padecido la Terciana treinta y dos: y ha habido un difunto …. aunque no mencionaron nada de la causa. Entre la primera comunicación y la segunda hubo dos enfermos más y un muerto.

                La máxima virulencia de la epidemia se localizó en dos focos sépticos fundamentales que se corresponden con las dos zonas de máximo cultivo de arroz, los marjales de Puig y Puçol y las zonas de la ribera del rio Júcar.
                Por las orillas del mar se extendió con fuerza el contagio provocado por los arroces del Puig y Puçol. El convento de Magdalenas de Masamagrell expresó esta realidad advirtiendo que contrajeron la enfermedad, en primer lugar los limosneros del Puig y Puçol, y, a continuación, los restantes hermanos franciscanos por estar expuesto el convento a los aires de Levante. Igual sucedió en Rafelbuñol, en el que las calles que miraban a los arroces fueron las más afectadas.

                En los pueblos de la actual comarca de l’Horta hubo un reducido índice de mortalidad del 9‰ y una baja tasa de letalidad, del 29-37 ‰, pero importantes tasas de morbilidad, en torno al 237‰, que en algunos lugares superó el 500‰ e incluso el 1.000‰, como es el caso del Puig que alcanzó el 1.146,6 ‰ y Puçol el 1.283,9 ‰

Puçol 450 vecinos        1800  2314 enfermos y 102 fallecidos
Puig   340 vecinos     1360   1560 enfermos y   71 fallecidos (22 adultos  49 niños)

MORTALIDAD: Es la tasa de fallecidos referidos a la población en su conjunto.
LETALIDAD: Es la mortalidad específica entre infectados.
MORBILIDAD: Es la tasa de infectados en un momento dado en un grupo de población concreto.

            Como hemos visto, en Puçol se cultivó arroz hasta 1784, preparando el estiércol en las casas y circulando las aguas cerca de las habitaciones ocupadas por los vecinos. La insalubridad producida obligó a sus vecinos a abandonarlo en aquella fecha, recobrando entonces salud, población y riqueza. El número de sus vecinos aumentó desde 500 a 666. Igualmente sucedió en las zonas hondas del Puig, la Creu, Masamagrell y Masalfasar.

                Es, una vez más, el ilustrado Cavanilles el que nos facilita puntual información de lo que sucedía en Puçol a los 10 años de la fatal epidemia …la agricultura, único recurso de la población, no hubiera podido por sí sola producir tal aumento en el corto espacio de diez años, á no concurrir otra causa poderosa que mejorando la condición de la atmósfera, fortifica la salud y robustez de los hombres. Los de Puzól cayeron en la debilidad de cultivar el arroz en las partes hondas: preparaban dentro de sus casas el estiércol, indispensable para lograr cosechas abundantes, y para ello detenían las aguas en sitios contiguos á sus habitaciones, donde se corrompían los vegetales, y fermentaban otras materias. Pero en 1784 conocido el yerro, desterraron la planta que inficionaba el ayre, y recobró el pueblo la salubridad que le es propia. Desde entonces se multiplicaron los brazos y el cultivo, correspondiendo los frutos del trabajo…..dueños regularmente de lo que cultivan, se animan á sacar todo el partido á costa de sudores voluntarios…   

                La epidemia de 1784 exigió el abandono de las plantaciones y en consecuencia, mejoraron la salud, los cultivos, se desecaron los campos, se sustituyeron por viñas y moreras los arrozales y aumentó la población.





                Para intentar dar una solución jurídica a las graves cuestiones que tenía planteadas Valencia, el rey Carlos II, tras la consulta a la Junta de Sanidad, expidió en marzo de 1785 una ….Real Cedula de S. M. y señores del Consejo, por la qual se manda, que para evitar en lo sucesivo las Epidemias de Tercianas ocurridas en el Reyno de Valencia, se pongan en curso las Aguas estancadas, y se observen las demás reglas que se prescriben para dicho fin.




● Resolución Real de 14 de abril de 1753 sobre los límites y cotos de siembre de arroces. Buen Retiro 14 de abril de 1753. El Marques de Campo Villar.
● Copia de la Representación, de la Diputación de Sanidad, de esta Ilustre Ciudad de Valencia, a la Suprema Junta, con motivo de la Epidemia de Tercianas, padecida el Otoño del año 1784 en algunos Pueblos de su Reyno : De las Cartas que se recibieron de resulta; y de la Cédula de los Señores del Real Consejo de Castilla, que comprehende las Providencias tomadas, para su remedio, en virtud de Orden de S.M . Texto firmado por: Francisco Hilario Cavaller. Fechado en Valencia el 12 de Marzo año de 1785. BNE. Signatura VC/1017/7 PID bdh0000126118 CDU 61
● Real Cedula de S. M. y señores del Consejo, por la qual se manda, que para evitar en lo sucesivo las Epidemias de Tercianas ocurridas en el Reyno de Valencia, se pongan en curso las Aguas estancadas, y se observen las demás reglas que se prescriben para dicho fin. Valencia. Imprenta de Benito Monfort. 1785. Biblioteca Histórica de la Universidad de Valencia
BUENO MARÍ Rubén y JIMÉNEZ PEYDRÓ Ricardo. Crónicas de arroz, mosquitos y paludismo en España: el caso de la provincia de Valencia (s. XVIII-XX). HISPANIA. Revista Española de Historia, 2010, vol. LXX, núm. 236, septiembre-diciembre, págs. 687-708
CABANILLES PALOP Antonio José. Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del Reyno de Valencia.  Madrid. 1797

PESET REIG, Mariano y José Luis. Cultivos de arroz y paludismo en la Valencia del siglo XVIII. Hispania: Revista española de historia, ISSN 0018-2141, Nº 121, 1972, págs. 277-375

lunes, 24 de agosto de 2020

1892. GUIA BAILLY - BAILLIÈRE

1892. Guia Bailly-Baillière Puçol


 Guía comercial de Valencia y su provincia publicada con datos del Anuario del comercio (Bailly-Bailliere). Año 1892 

          En esta entrada, Puzol, de la guia del año 1892, se pueden ver los principales comercios y establecimientos de Puçol, nombres de algunas autoridades y funcionarios, número de habitantes etc.


miércoles, 19 de agosto de 2020

1929. CAPEA DE VAQUILLAS


                Ya vimos en una anterior entrada del blog, de fecha 6 de junio de 2020, una obra de José Benlliure Gil titulada TOROS EN PUZOL. Esta obra fue presentada por el pintor en una exposición titulada Manifestación de Arte Valenciano, celebrada en Madrid, en el palacio del Retiro en mayo de 1923.
                Unos años más tarde, se inauguró en Valencia una Exposición de Arte de Levante, organizada por el Patronato Nacional de Turismo y celebrada en el Palacio Municipal entre los dias 7 de mayo al 7 de agosto de 1929. En esta exposición, José Benlliure presentó dos cuadros fuera de concurso, siendo uno de ellos una escena de bous al carrer titulado Vaques en Puzol.
               


                En el Museu de l’Almudí de Xàtiva se conserva esta otra obra con el título Capea de vaquillas, firmada por José Benlliure y con la fecha de 1929, donada al museo por las hijas del pintor en 1935.



                José Benlliure siempre se interesó a lo largo de su dilatada carrera por el mundo del toro, tema que fue tratado en numerosas obras, aunque de forma diferente. En una primera etapa, durante la estancia del pintor en Roma, para satisfacer los intereses de clientes y marchantes, incluyó entre sus obras el tema de la tauromaquia, con corridas de toros y toreros vestidos con trajes de luces.
                Cuando regresó a Valencia en 1913, después de más de treinta años de residencia en Roma, su pintura taurina cambió el enfoque hacia lo popular, cambiando las plazas monumentales por calles y plazas de pueblos reales y cercanos como Rubielos, Puçol, Sarrión o el Puig, visitados por D. José.

                Viendo ambas obras se puede observar que la segunda es idéntica a la primera con la excepción de que se le han añadido algunos detalles, tales como un sombrero y una capa frente a la vaca, un perro, colgaduras de adorno y una especie de altar en una pared, que ocupa el centro de la obra. Ante esta evidencia surge la duda de si la obra de 1923 fue posteriormente retocada o se trata de dos obras diferentes.
                Nos inclinamos a pensar que son dos obras diferentes ya que era frecuente en el pintor, a petición de clientes y marchantes, realizar nuevas versiones de una obra suya, siempre con algún ligero cambio que la convirtiera en una pieza única.
                Véase como ejemplo esta otra obra de Benlliure titulada Toro de fuego Bou embolat, que se conserva en la Casa Museo Benlliure de Valencia. El toro es idéntico al del cuadro del que tratamos.





   

               

sábado, 15 de agosto de 2020

1961, 1 de diciembre. EL ESCUDO HERÁLDICO DE PUÇOL


           Puçol, como tantos y tantos pueblos del Reino de Valencia amantes de sus más nobles tradiciones, sentía la necesidad de tener su escudo heráldico que fuera expresión recopilada de las vicisitudes y glorias más peculiares de su historia, para que el blasón propio, ajustado estrictamente a las leyes de la Heráldica, presidiera la vida oficial del Municipio.

                Encarnando este legítimo sentir de los pueblos, deseosos de ver justamente reconocidos los hechos más destacados de su historia, para perpetuar de una forma continua y visible los hechos más remarcables de su glorioso pasado, el Ministerio de Gobernación vino a solucionar esta justificada aspiración de los pueblos para que los Municipios, previo minucioso estudio de las referencias  históricas en Bibliotecas y Archivos, redactaran la oportuna Memoria y boceto para la obtención de su escudo.





                En consecuencia, careciendo nuestra Villa de escudo propio, el M.I. Ayuntamiento de Puçol, es sesión plenaria celebrada el día 26 de junio de 1958, encargó al Sr. Cronista Oficial, D. Francisco Roca Alcayde, la redacción de la correspondiente Memoria, avalada por los valiosísimos datos históricos y bibliográficos aportados por el que fue ilustre puçolense Ilmo. y Rvdmo. Monseñor D. Romualdo Amigó Ferrer, sirviendo esta primitiva memoria para que D. Felipe Llopis Planelles, Doctor en Derecho, elevara documentado informe a la Real Academia de la Historia solicitando la aprobación del escudo.
                Componían en aquel entonces el M.I. Ayuntamiento de Puçol, bajo la presidencia del Sr. Alcalde, D, Mariano Aguilar Flors, los Concejales Sres. Enrique Pi Gomis, D. Gaspar García Bosch, D. Joaquín Alonso Bonet, D. Gaspar Soriano Esteve, D. José Sebastiá Martínez, D. Emilio Civera Sanchis, D. Leopoldo Bayarri Bayarri y D. José Moreno Garcia, actuando de Secretario el titular de la Corporación , D. Ramón García Garcia.

                Tiene nuestro blasón de armas estructura de escudo español, cortado y medio partido, con las siguientes características:

Cuartel 1º: En jefe campo de oro, los cuatro palos de gules del Reino de Aragón, en recuerdo del glorioso monarca D. Jaime I, conquistador del territorio y cuyo egregio nombre tan vinculado aparece en los albores de nuestra Villa.




Cuartel 2º: de plata, sombrero episcopal, de sable, forrado de sinople, guarnecido de dos cordones de lo mismo, que penden entrelazados, formando cada uno seis borlas, de una a tres, demostrativo del paso de nuestra Villa por diversidad de señores, en ocasional posesión de la misma, siendo la mitra valenciana su más sostenido dueño, hasta el año 1814, en que se decreto la extinción de los señoríos territoriales; y





Cuartel 3º: de azur, cinco luceros de oro, en situación de barra, que representan las múltiples visiones del Venerable puçolense Pedro Muñoz, que encontró la imagen de la Virgen al Pie de la Cruz, hoy patrona Canónica de Puzol, en el precioso sitio donde veía caer las cinco estrellas.





Y todo timbrado con la corona real de oro, abierta, según costumbre en el bajo medievo, como vasallaje al Rey D. Jaime I.

                El escudo anteriormente reseñado, ajustado a las leyes heráldicas, fue estimado en su totalidad por la Real Academia de la Historia y comunicada su aprobación por el Consejo de Ministros celebrado el día 1º de Diciembre de 1961 al M.I. Ayuntamiento de Puçol, constituido en esa fecha por el Sr. Alcalde Presidente, D, Mariano Aguilar Flors, Concejales, Sres. D. Enrique Pi Gomis, D. Bautista Bayarri Montañana, D. Vicente Sanchis Claramunt, D. Bautista Soriano Ballester, D. Salvador Soriano Conesa, D. Antonio Carceller Montalt, D. Gaspar Soriano Esteve, D. José Bayarri Esteve y D. Emilio Civera Sanchis, actuando de Secretario interino, D. Vicente Aguilar Martínez.





PI GOMIS, Enrique. El escudo heráldico de Puzol. Programa de fiestas 1962




lunes, 10 de agosto de 2020

TRES LÁPIDAS ROMANAS EN PUÇOL

TRES LAPIDAS ROMANAS EN PUÇOL

                La primera noticia que tenemos de la existencia en Puçol de restos arqueológicos romanos nos la transmite Antonio Valcárcel Pío de Saboya y Moura, Conde de Lumiares (1748 – 1808), en un manuscrito que tituló Inscripciones del Reyno de Valencia conservado en la Real Academia de la Historia. En este trabajo recogió las inscripciones y monumentos de la antigüedad conocidos hasta entonces, aunque no contemplaba los posteriores a la dominación romana. Para su correcta identificación acompañaba un dibujo con los caracteres y líneas de las inscripciones, idéntico a los originales, que, aunque no estaban realizados a escala, acompañaba las medidas exactas en pies, pulgadas y líneas.

                Con el numero 246 describe una inscripción, en un fragmento de mármol negro, que encontró en la calle Caballeros de Puçol, a la derecha de la puerta de la casa de Juan Ferrer, con un tamaño de diez pulgadas de alto y un pie de ancho (25,4 x 30 cm en el dibujo, a lápiz).




                Con el numero 247 describe otra inscripción, también en un fragmento de mármol negro, que estaba en los Hostalets de Puçol, en casa de Bartolomé Caballer, y que había sido hallada en el Mazet, a media legua, unos 3,5 km., al oeste de la mencionada casa y con un tamaño de un pie cinco pulgadas de alto y nueve pulgadas de ancho (47 x  22,86 cm. en el dibujo, a lápiz).




                En el año 1852 se publicó la obra escrita por el Conde de Lumiares con el titulo de Inscripciones y antigüedades del Reino de Valencia / recogidas y ordenadas por D. Antonio Valcárcel Pío de Saboya...e ilustradas por D. Antonio Delgado.
                D. Antonio había remitido a la Real Academia de la Historia en diciembre de 1805 su manuscrito, arriba mencionado, acordando la Academia en marzo de 1806 su publicación. Por muy diversas circunstancias se fue posponiendo la publicación hasta el año 1852 en el que apareció publicado en el tomo VIII de las Memorias de la Real Academia de la Historia.
                En esta publicación aparecen descritas en la pág. 86 las mismas lápidas de la siguiente manera:

                Con el número 278 la lápida de la calle Caballeros, ….annorum duodecim. sulpicia manliana filio piisimo y su traducción: Sulpicia Manliana dedicó esta memoria sepulcral a su hijo piadosísimo N, que murió a la edad de 12 años.
                Lápida de mármol negro de diez pulgadas de alto y un pie de ancho, estaba en la calle Caballeros, a la derecha de la casa de Juan Ferrer, colocada a cuatro pies del piso, por cuya causa los muchachos han estropeado algunos caracteres, formando además una B sobre la segunda letra de la última línea.




               
                A esta descripción el P. Fidel Fita, en su artículo Tres lapidas romanas en Puzol, publicado en el Boletín de la Real Academia de la Historia en 1917, catalogada con el número 3958 de Hübner, añade que el resto de la inscripción estaba truncado por la parte superior y por la inferior y que solo por aquella se debía completar la lectura. Ofrece la siguiente lectura y traducción de la lápida:

AC ////////////
ANN ○ XII
SVLPICIA
MANLIANA
FIL
PIISIMO

[Vettidio M(arci) f(ilio) ¿] A[iliano] ann(orum) XII Sulpicia Manliana fil(io) piisimo.

A Vettidio Aciliano, hijo de Marco, de edad de doce años. Sulpicia Manliana hizo este monumento a su hijo piadosísimo.

                Finaliza la exposición diciendo que para recobrar esta lápida, lastimosamente desaparecida, convenía ante todo fijarse en el sitio de la calle Caballeros, donde estuvo la casa de Juan Ferrer en 1805 e investigar si se oculta bajo una capa de cal o bien a que paraje se trasladó con el fin de evitar mayor deterioro.

                Con el número 279 la lápida dedicada, al parecer, a una Calpurnia, era de mármol negro, de un pie y cinco pulgadas de alto y nueve pulgadas de ancho. Se encontró en la Partida del Maset, a media legua del lugar, con motivo de cultivar una viña y de allí trasladada a los Hostalets de Puzol, barrio anexo a la expresada villa. La vio el autor en casa de Bartolomé Caballer, suelta y para majar esparto.




                El P. Fidel Fita, en el artículo mencionado, la cataloga con el número 3959 de Hübner y añade que su dibujo manifiesta que es la segunda mitad de la piedra original, cortada de arriba abajo, y lo mucho que padeció por majarse sobre ella el esparto. Las letras pueden atribuirse al siglo I, y los renglones, a buena distancia unos de otros, eran por lo menos cinco y no debían pasar de seis. Ofrece la siguiente lectura y traducción de la lápida:

RNIAE
OLI ○ S /// E ///
AE ○ A ////////
/// A

[Calp]urniae [… f (iliae) Chrysop]oli S[a]e[tabitan]ae, a[nn(orum) L, Calpurnia ?] Fu[ndaniana fili]a.

                A Calpurnia Crisópolis, hija de ….., natural de Játiva, de edad de cincuenta años. Su hija Calpurnia Fundaniana le hizo este monumento
                Termina diciendo que la piedra original, si se encontrara, apoyará o rectificará la parte conjetural de los suplementos.

                Y finalmente la tercera lápida reseñada por el P. Fidel Fita en el mencionado artículo, que cataloga con el número 6066 de Hübner. En un artículo publicado por José Martínez Aloy en el diario Las Provincias del día 28 de noviembre de 1907 se daba cuenta del hallazgo en el año 1874 por D. Roque Casañ, cura párroco de Puçol, de esta lápida.
                D. Gaspar Corrons presentó una copia de la misma a la Sociedad Arqueológica Valenciana y una vez examinada por la comisión de lápidas de la Sociedad dictaminó que la copia padecía alguna inexactitud, sin atreverse a publicar el texto, y que de este texto dedujeron que bajo la losa descansaron los restos de Valerio Marco, hijo de Lucio, de 29 años de edad y de Fusio Sedil, de 30 dias de edad, a quien quitó la vida la parca tempranamente. Así se publico en las Memorias de la Sociedad Arqueológica Valenciana correspondientes a los años 1874 a 76, impresas en 1877
                Cuando hacia 1890 Hübner, que estaba preparando la publicación del Suplemento al cuerpo de inscripciones hispano latinas, quiso comprobar la incierta versión de la Sociedad Arqueológica ya no pudo ver la lápida ni la copia de su leyenda y así lo hace constar en su trabajo…. Textum obtinere non potui
                Tampoco los socios de Lo Rat Penat en la visita que realizaron a Puçol el 13 de enero de 1907 recorrieron las calles de Puçol buscando la lápida, interrogando sin consideración a todo vecino revestido de autoridad o de años.
                Finalmente le llegó al Sr. Martínez Aloy la copia de la leyenda de la lápida, a través del erudito y bibliófilo José Serrano Morales, que le proporcionó las actas manuscritas de la comisión de lápidas de la Sociedad Arqueológica Valenciana y un papel con las siglas romanas de la lápida en cuestión. El Sr. Martínez Aloy se la hizo llegar al P. Fidel Fita que inmediatamente pasó a interpretarlo.
                Constaba el texto de nueve renglones, trazados por mano imperita, sin marcar las dimensiones de la piedra y sin denotar su calidad, que sería probablemente de mármol negro.

RIVS· L · F · MAR
VS · AN · XXIX · H · S · E
OR · EFI · CASVM · MEV
VS
SÆDILIS · DIEBVS
XXX · DE
RS · RAPVITETTV
VI · AMOR
VALE

                La inscripción estaba cortada y faltaban signos por el lado izquierdo por lo que el padre jesuita Fidel Fita concluyó:

VALERUIS ○ L ○ F ○ MAR
CELLVS ○ AN ○ XXIX ○ H ○ S ○ E
LECTOR ○ FLE ○ CASVM ○ MEVM
ADVSQUE ○ EST ○ FLERE ○ VOLVPTAS
VIX ○ ÆDILIS ○ ERAM ○ DIEBVS
NEMPE ○ XXX ○ ME ○ NI
GRA ○ MORS ○ RAPVIT ○ ET ○ TV
MVLAVIT ○ AMOR
VALE

[Vale]rius L(ucii) f(ilius) Marcellus, an(norum) XXIX, h(ic) s(itus) e(st)

Lector, fle casum meum
adusque est flere voluptas
Vix aedilis eram diebus
nempe triginta me ni
gra mors rapuit et tu
mulavit amor
Vale
  
Aquí yace Valerio Marcelo, hijo de Lucio, de edad de veintinueve años.
Llora, lector, mi desventura.
Hasta gozarse en llorar
Apenas pude lograr
El ser edil treinta dias
Ay, dolor. La negra muerte
airada me arrebató
y el tierno amor sepultó.
Lo que soy, cenizas frías.
Adiós



                Termina el Sr. Martínez Aloy su artículo en Las Provincias con estas palabras…  ¡Y la lápida no aparece! ¿Para que la querrá quien la tenga oculta? 

Pie 27,8635 cm
Pulgada 23,21958 mm
Línea 1,935 mm





CEAN BERMÚDEZ, Juan Agustín. Sumario de las antigüedades romanas que hay en España. Imp. Miguel de Burgos. Madrid. 1832  

● HÜBNER, Aemilius. Corpus inscriptionorum latinarum. 1892
● FITA COLOMER, P. Fidel. Tres lapidas romanas en Puzol. Boletín de la Real Academia de la Historia. Tomo LI. pág. 484 – 490. Madrid. 1917
MEMORIAS DE LA REAL ACADEMIA DE LA HISTORIA. Inscripciones y antigüedades del reino de Valencia. Tomo VIII. Madrid. 1852.

● VALCÁRCEL PIO DE SABOYA Y MOURA, Antonio. Conde de Lumiares. Inscripciones del Reyno de Valencia: Manuscrito. Real Academia de la Historia. 1748 - 1800

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