La bacteria que ocasiona el cólera, el
vibrión colérico, es endémico en el subcontinente asiático. Desde allí salió en
el año 1817 provocando en Europa cuatro grandes pandemias que la asolaron de
este a oeste durante el siglo XIX. Estas pandemias llegaron a Valencia en los
años 1834, 1855, 1865 y 1885. También en los años 1860 y 1890 se dejaron sentir,
aunque con menor gravedad.
En enero de 1833 apareció por
primera vez en España, entrando por el puerto de Vigo. El cólera, del que se desconocía
el origen y los mecanismos de propagación, causaba un gran número de víctimas
ya que las medidas sanitarias adoptadas para combatirla eran ineficaces. Todo
cambió cuando Robert Koch descubrió en 1883 el microbio que causaba este mal y demostró
que el mecanismo de contagio del cólera era el agua.
La epidemia de 1885, una de las
más mortíferas, entró en Valencia desde Xàtiva a través del ferrocarril. Desde
allí fue extendiéndose a más de trescientas cincuenta localidades valencianas,
ocasionando cerca de treinta mil muertes.
En Puçol, que en esos momentos contaba
2.924 habitantes, hubo 242 casos en los cincuenta y nueve días que duró la
enfermedad, del 12 de junio al 9 de agosto.
El
fatal resultado fue de 123 muertos: 71 en junio, 48 en julio y 4 en agosto.
La curiosidad me ha llevado a comprobar la
veracidad de estas cifras y ningún sitio mejor para ello que el archivo
parroquial y el libro de defunciones del año 1885. En el libro aparece
registrado el primer caso de muerte por cólera el 5 de junio, aunque desde unos
días antes aparecen casos de muertes por gastroenteritis y enterocolitis. El
último caso está registrado el 13 de agosto.
Según esta fuente el resultado fue de 156
muertos: 97 en junio, 51 en julio y 8 en agosto.
Fueron relativamente frecuentes las
muertes de hermanos de corta edad en una misma familia y en algunos casos
también falleció alguno de los padres.
Los primeros días de junio ya fallecen con
síntomas compatibles con la epidemia los hermanos Francisco y Serafín C.I. de 3
y 5 años. Ya declarada la epidemia, el 13 de junio fallecían los hermanos
Asunción y Joaquín S.G. de 3 y 5 años, y el 16 y 17 de junio fallecían a causa
de la enfermedad los hermanos de 1 y 4 años Mariana y Vicente B.A.
A finales de junio y primeros de julio
fallecían los hermanos Lorenzo e Isabel P.G. de 4 y 0,5 años y los también
hermanos Francisca y José P.B. de 4 y 2 años. Con pocos días de diferencia
también fallecieron las hermanas Josefa María y Concepción S.C. de 3 y 1
años
El 29 de junio fallecía Concepción A.B. de
26 años y el 3 de julio su hermana Josefa de 30 años, que ya había perdido a su
marido Ramón L.S. el 28 de junio.
Del total de los 156 fallecidos a causa de
la enfermedad fueron 88 hembras (56 %) y 68 varones (44 %). La distribución por
edades fue la siguiente:
De
0 a 10 años 25 casos (16,02 %)
De 10 a 20 años 19 casos (12,17 %)
De 20 a 30 años 30 casos (19,23 %)
De 30 a 40 años 20 casos (12,82 %)
De 40 a 50 años 16 casos (10,25 %)
De 50 a 60 años 23 casos (14,74 %)
De 60 a 70 años 18 casos (11,53 %)
De más de 70 años 5 casos (3.20 %)
Durante esta epidemia y aconsejado por el
médico D. Francisco Roca Sanchis, se derribó una pared que cerraba la calle
dels Horts por uno de sus extremos, ya que estaba tapiada para evitar el
peligro de la acequia que pasaba pegada a las casas
En pueblos vecinos al nuestro hubo también
parecidos resultados, en El Puig, 63 muertos, en Sagunto, 169 y en Rafelbuñol,
96.
Por su abnegada actuación durante los días
en que Puçol sufrió la epidemia, el entonces alcalde de Puçol, don Esteban
Anglesola Alonso, fue propuesto por el Gobernador Civil de Valencia para
recibir la Cruz de Isabel la Católica el 6 de octubre de 1885. Según consta en
el expediente “…ha cumplido exactamente su deber atendiendo a las
necesidades de la población y visitando a los enfermos…”.
Al igual que ya habían hecho en la
epidemia de tercianas de 1784, las autoridades sanitarias remitieron a los
alcaldes y médicos titulares de las poblaciones afectadas un cuestionario con
24 preguntas relacionadas con el brote epidémico.
Pretendían conocer las fechas en las que
habían comenzado los contagios y la duración de la epidemia, cómo había sido importado
el primer caso, las condiciones higiénicas de los habitantes del pueblo,
sistema de alcantarillado, si lo había, red de distribución de aguas potables, cuál
era el consumo de frutas y verduras, y de qué modo se lavaba la ropa.
Desgraciadamente, nuestro pueblo o bien no
remitió el cuestionario o no se tomó en cuenta, ya que en las publicaciones
referentes a esta epidemia no figuran los datos de Puçol y sí los de algunas de
las poblaciones vecinas. Todo hace suponer que las condiciones higiénicas de
nuestra población en ese momento eran las mismas que cien años antes, cuando
sufrieron la epidemia de tercianas. Como en aquella ocasión, la mayoría de los
afectados fueron ancianos y niños.
El mecanismo epidemiológico de transmisión
del cólera es la contaminación de las aguas y alimentos a partir de las
deyecciones de los enfermos portadores. Como en la mayoría de las casas, los
pozos eran los que suministraban el agua para el consumo humano y estos estaban
muy cerca de los estercoleros y pozos ciegos contaminando el agua. También algunos
excrementos iban a parar a las acequias con cuyas aguas se regaban las frutas y
verduras que se consumían.
El principal síntoma de haber contraído la
enfermedad era una diarrea acuosa, con un número elevado de deposiciones de un
tono blanquecino acompañada con vómitos, lo que provocaba una rápida pérdida de
agua y electrolitos ocasionando una rápida deshidratación. Esta pérdida era
especialmente grave en personas mayores y niños
Uno de aquellos niños que sufrió la
enfermedad fue Mercedes Albert Bosch, mi abuela paterna. Su padre la creyó
muerta, seguramente a causa de una pérdida de consciencia por la severa
deshidratación, la envolvió en una sábana y salió a la puerta de su casa con la
niña a esperar que pasara el carro que recogía diariamente los cadáveres. En
esa espera le pareció ver que la sábana se movía y acercándose pudo ver a su
hija moverse, con los ojos abiertos y pidiéndole agua. Su padre le dio de beber
y fue mejorando hasta que consiguió sobrevivir.
Esta epidemia de cólera del año 1885 es la
más nombrada porque en ella se aplicó por vez primera en todo el mundo una
vacuna anticolérica, descubierta por Jaime Ferran.
Ya en el siglo XX, una nueva pandemia que
comenzó en 1961 produjo en España dos brotes en 1971 y 1974-76 respectivamente.
ARCHIVO
PARROQUIAL IGLESIA DE LOS SANTOS JUANES. Libro de defunciones año 1885.
ADPV.
2. Beneficencia y Sanidad. 2. Expedientes generales. Caja 151. Resumen general
y gráfico de la invasión del cólera morbo asiático en la península durante el
año 1885.
El
Cólera en Valencia en 1885. Memoria de los trabajos realizados … Junta
Municipal de Sanidad. Imprenta de Manuel Alufre. Valencia. 1886
Memoria
sobre la invasión y curso del cólera morbo asiático en la ciudad de Valencia
año 1854… Imprenta de Jaime Martínez. Valencia. 1855
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