miércoles, 10 de noviembre de 2021

1885. PUÇOL EN LOS TIEMPOS DEL CÓLERA

 


 

 

La bacteria que ocasiona el cólera, el vibrión colérico, es endémico en el subcontinente asiático. Desde allí salió en el año 1817 provocando en Europa cuatro grandes pandemias que la asolaron de este a oeste durante el siglo XIX. Estas pandemias llegaron a Valencia en los años 1834, 1855, 1865 y 1885. También en los años 1860 y 1890 se dejaron sentir, aunque con menor gravedad.

                En enero de 1833 apareció por primera vez en España, entrando por el puerto de Vigo. El cólera, del que se desconocía el origen y los mecanismos de propagación, causaba un gran número de víctimas ya que las medidas sanitarias adoptadas para combatirla eran ineficaces. Todo cambió cuando Robert Koch descubrió en 1883 el microbio que causaba este mal y demostró que el mecanismo de contagio del cólera era el agua.

                La epidemia de 1885, una de las más mortíferas, entró en Valencia desde Xàtiva a través del ferrocarril. Desde allí fue extendiéndose a más de trescientas cincuenta localidades valencianas, ocasionando cerca de treinta mil muertes.

               

En Puçol, que en esos momentos contaba 2.924 habitantes, hubo 242 casos en los cincuenta y nueve días que duró la enfermedad, del 12 de junio al 9 de agosto.

El fatal resultado fue de 123 muertos: 71 en junio, 48 en julio y 4 en agosto.

 

La curiosidad me ha llevado a comprobar la veracidad de estas cifras y ningún sitio mejor para ello que el archivo parroquial y el libro de defunciones del año 1885. En el libro aparece registrado el primer caso de muerte por cólera el 5 de junio, aunque desde unos días antes aparecen casos de muertes por gastroenteritis y enterocolitis. El último caso está registrado el 13 de agosto.

Según esta fuente el resultado fue de 156 muertos: 97 en junio, 51 en julio y 8 en agosto.

 

Fueron relativamente frecuentes las muertes de hermanos de corta edad en una misma familia y en algunos casos también falleció alguno de los padres. 

Los primeros días de junio ya fallecen con síntomas compatibles con la epidemia los hermanos Francisco y Serafín C.I. de 3 y 5 años. Ya declarada la epidemia, el 13 de junio fallecían los hermanos Asunción y Joaquín S.G. de 3 y 5 años, y el 16 y 17 de junio fallecían a causa de la enfermedad los hermanos de 1 y 4 años Mariana y Vicente B.A.

A finales de junio y primeros de julio fallecían los hermanos Lorenzo e Isabel P.G. de 4 y 0,5 años y los también hermanos Francisca y José P.B. de 4 y 2 años. Con pocos días de diferencia también fallecieron las hermanas Josefa María y Concepción S.C. de 3 y 1 años 

 

El 29 de junio fallecía Concepción A.B. de 26 años y el 3 de julio su hermana Josefa de 30 años, que ya había perdido a su marido Ramón L.S. el 28 de junio.

 

Del total de los 156 fallecidos a causa de la enfermedad fueron 88 hembras (56 %) y 68 varones (44 %). La distribución por edades fue la siguiente:

 

De   0 a 10 años 25 casos (16,02 %)

De 10 a 20 años 19 casos (12,17 %)

De 20 a 30 años 30 casos (19,23 %)

De 30 a 40 años 20 casos (12,82 %)

De 40 a 50 años 16 casos (10,25 %)

De 50 a 60 años 23 casos (14,74 %)

De 60 a 70 años 18 casos (11,53 %)

De más de 70 años 5 casos (3.20 %)

 

 


 

Durante esta epidemia y aconsejado por el médico D. Francisco Roca Sanchis, se derribó una pared que cerraba la calle dels Horts por uno de sus extremos, ya que estaba tapiada para evitar el peligro de la acequia que pasaba pegada a las casas 

 

En pueblos vecinos al nuestro hubo también parecidos resultados, en El Puig, 63 muertos, en Sagunto, 169 y en Rafelbuñol, 96.

 

Por su abnegada actuación durante los días en que Puçol sufrió la epidemia, el entonces alcalde de Puçol, don Esteban Anglesola Alonso, fue propuesto por el Gobernador Civil de Valencia para recibir la Cruz de Isabel la Católica el 6 de octubre de 1885. Según consta en el expediente “…ha cumplido exactamente su deber atendiendo a las necesidades de la población y visitando a los enfermos…”.

 

Al igual que ya habían hecho en la epidemia de tercianas de 1784, las autoridades sanitarias remitieron a los alcaldes y médicos titulares de las poblaciones afectadas un cuestionario con 24 preguntas relacionadas con el brote epidémico.

Pretendían conocer las fechas en las que habían comenzado los contagios y la duración de la epidemia, cómo había sido importado el primer caso, las condiciones higiénicas de los habitantes del pueblo, sistema de alcantarillado, si lo había, red de distribución de aguas potables, cuál era el consumo de frutas y verduras, y de qué modo se lavaba la ropa.

Desgraciadamente, nuestro pueblo o bien no remitió el cuestionario o no se tomó en cuenta, ya que en las publicaciones referentes a esta epidemia no figuran los datos de Puçol y sí los de algunas de las poblaciones vecinas. Todo hace suponer que las condiciones higiénicas de nuestra población en ese momento eran las mismas que cien años antes, cuando sufrieron la epidemia de tercianas. Como en aquella ocasión, la mayoría de los afectados fueron ancianos y niños.

El mecanismo epidemiológico de transmisión del cólera es la contaminación de las aguas y alimentos a partir de las deyecciones de los enfermos portadores. Como en la mayoría de las casas, los pozos eran los que suministraban el agua para el consumo humano y estos estaban muy cerca de los estercoleros y pozos ciegos contaminando el agua. También algunos excrementos iban a parar a las acequias con cuyas aguas se regaban las frutas y verduras que se consumían.

 

El principal síntoma de haber contraído la enfermedad era una diarrea acuosa, con un número elevado de deposiciones de un tono blanquecino acompañada con vómitos, lo que provocaba una rápida pérdida de agua y electrolitos ocasionando una rápida deshidratación. Esta pérdida era especialmente grave en personas mayores y niños

Uno de aquellos niños que sufrió la enfermedad fue Mercedes Albert Bosch, mi abuela paterna. Su padre la creyó muerta, seguramente a causa de una pérdida de consciencia por la severa deshidratación, la envolvió en una sábana y salió a la puerta de su casa con la niña a esperar que pasara el carro que recogía diariamente los cadáveres. En esa espera le pareció ver que la sábana se movía y acercándose pudo ver a su hija moverse, con los ojos abiertos y pidiéndole agua. Su padre le dio de beber y fue mejorando hasta que consiguió sobrevivir. 

 

Esta epidemia de cólera del año 1885 es la más nombrada porque en ella se aplicó por vez primera en todo el mundo una vacuna anticolérica, descubierta por Jaime Ferran.

Ya en el siglo XX, una nueva pandemia que comenzó en 1961 produjo en España dos brotes en 1971 y 1974-76 respectivamente.

 

 

               

 

ARCHIVO PARROQUIAL IGLESIA DE LOS SANTOS JUANES. Libro de defunciones año 1885.

ADPV. 2. Beneficencia y Sanidad. 2. Expedientes generales. Caja 151. Resumen general y gráfico de la invasión del cólera morbo asiático en la península durante el año 1885.  

El Cólera en Valencia en 1885. Memoria de los trabajos realizados … Junta Municipal de Sanidad. Imprenta de Manuel Alufre. Valencia. 1886

Memoria sobre la invasión y curso del cólera morbo asiático en la ciudad de Valencia año 1854… Imprenta de Jaime Martínez. Valencia. 1855

 

 

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