jueves, 22 de julio de 2021

1732. LA CARTUJA DE ARA CHRISTI. SU VINCULACION CON PEDRO MUÑOZ Y EL HALLAZGO DE LA PATRONA

 

            En la obra, escrita por Joseph Vicente Ortí y Mayor por encargo de los monjes de la cartuja de Ara Christi, titulada Fundación del Real Monasterio de N. Señora de Ara Christi de monges cartuxos en el Reyno de Valencia, y publicada en Valencia en el año 1732, se recogen los hechos más sobresalientes acaecidos en la vida de la Cartuja desde su fundación en 1584 hasta el año 1640, año de la consagración de la iglesia.

                En el capítulo I describe el autor el lugar en el que está ubicada la Cartuja, destacando los lugares de religión situados en los alrededores.

Son innumerables los Santuarios, que ay en todas partes del Reyno pero ninguno puede gloriarse por tan singular, como la llanura del Lugar de Puzol, distante de la Ciudad de Valencia poco mas de dos leguas, pues blasona de ser un terreno tan grato a la Magestad Divina que en el corto recinto y ámbito de aun no tres leguas, se hallan cinco exemplarisimos Santuarios, que todos gloriosamente circuyen este Convento, y Cartuxa de Ara Christi.

Comienza con la descripción y situación del Monasterio de Nuestra Señora del Puig y continúa:

El segundo Santuario es el que vulgarmente se llama la Valle de Jesus, que le habitan Religiosos del Gran Patriarca San Francisco. Fundaronle unos Mercaderes Alemanes, agradecidos al Cielo por un favor que les hizo. Primero le habitaron Canónigos Regulares del Glorioso Padre San Agustin; y aviendo estos dexado aquel sitio, cedieron este Monasterio de la Valle de Jesus (dedicado desde sus principios a la Transfiguracion del Señor) a los Religiosos Franciscos, los quales le empezaron a poseer año de 1358.

 

El autor yerra el año de la ocupación del Convento de la Vall de Jesús por los franciscanos, acaecida en 1459. Prosigue el relato situando en tercer lugar el monasterio de Sancti Spititus, también de religiosos franciscanos; en cuarto lugar describe el convento de San Onofre de religiosos dominicos y, finalmente, en quinto lugar, el convento de religiosos capuchinos dedicado a la gloriosa Santa María Magdalena.

 

En el capítulo II, titulado Breve noticia de algunos sugetos a quienes Dios Nuestro Señor reveló quan de su gusto seria la ereccion de la Cartuxa en este propio sitio, comienza hablando del fraile cartujo Miguel Soriano, continuando así:

 

Pedro Muñoz, Varon por su señalada virtud, muy estimado del Venerable Padre Fr. Jayme Sanches y muy favorecido del venerable Señor Don Juan de Ribera, patriarca de Antioquia, y Arzobispo de Valencia, era natural del lugar de Puzol, y vivio hermitaño en la hermita de San Julian, que tienen los Padres Cartuxos de Val de Christo proxima a su Convento. Era tanto el aprecio que hizo de su persona el Señor Patriarca, que ya que no pudo canonizarle, por lo menos puso la efigie en lugar de publica veneracion; pues en el lienzo de la Cena que mando pintar para el Retablo mayor del Colegio de Corpus Christi, que fundo en esta Ciudad, dio orden al pintor retratasse al vivo el rostro deste hermitaño como con todo efecto es perfectísima copia de su semblante, el que en el referido se le pinto al Apostol San Andres. Su sencillez como de Paloma era tan agradable a la Magestad Divina, y a su Santisima Madre, que esta Gran Señora se le apareció una noche, mandándole fuesse a buscar una imagen suya, que esta escondida baxo la tierra en un Monte que los vecinos de aquellos lugares llamavan el Cabezol; y que sacándola de aquel lamentable olvido, lograsse el obsequio que merecía en los fieles, Costole algunos días el trabajo de cavar el Monte para hallar aquel tesoro escondido, y advirtiéndolo unos criados desta Cartuxa, que estaban allí cultivando unas tierras, compadecidos de la fatiga del Venerable Anciano, se aplicaron a descansarle, y prosiguiendo en cavar a donde el se avia dexado, lograron encontrar la Santa Imagen, y se la entregaron al dicho Muñoz con general regocijo. Llevosela a su casa, colocándola en su aposento en el lugar de Puzol, y obro por ella la Divina Misericordia innumerables portentos. Entre otros era el mas ordinario, que mientras el Siervo de Dios la tuvo en su Casa, todas las veces que se reconocían en las nubes algunos pronosticos que amagasen ruina en los frutos, y en los campos, al instante acudían todos a su Casa para que intercediese por ellos, y sacándola a la ventana, y arrodillado en presencia de la Imagen, al punto se desvanecían milagrosamente las nubes, serenándose el tiempo, y los animos de todos, que confessavan deber estos favores de el Cielo a las suplicas de este gran Siervo de Dios. Pareciole después que no era digno de poseer tan peregrina joya, ni que su Casa era proporcionada Concha para tan rica perla, y entregándola al lugar de Puzol, se le labro en su Iglesia Parroquial una decente Capilla, en donde oy se venera con la invocación de Nuestra Señora del Pie de la Cruz; experimentando la devoción infinitos milagros con su patrocinio. Murio finalmente Pedro Muñoz en concepto de Varon tan exemplar, que el Señor Patriarca le mando enterrar en la Iglesia de su Magnifico Santuario junto a la puerta de la Sacristia, teniéndole en su opinión por Venerable.

 

El autor, José Vicente Ortí y Mayor, en la introducción del libro, dirigiéndose al lector, cita como su principal fuente “el archivo de esta cartuxa, y consta todo en una memoria que de ello dexo escrita de su mano el Padre Don Juan Bautista Giner primer monge de este Monasterio, bajo cuyo supuesto debes ya dar por indubitable la seguridad de esta relación, pues su inteligencia y religiosidad quitan toda sospecha para la mas leve duda”.

               




En este texto escrito de 1732, en el que narra la vida y descubrimiento de la imagen de la Virgen, las líneas que aparecen subrayadas difieren notablemente de la realidad. Así pues, vemos cómo a Pedro Muñoz se le revela la situación de la imagen enterrada mediante una aparición de la Virgen y no con la visión de la caída de las cinco estrellas. Cuantifica el trabajo de Pedro Muñoz de cavar en busca de lo enterrado en varios días cuando realmente fue un solo día y en cuanto a los criados, dice que lo eran de la Cartuja, cuando en 1570 era una alquería propiedad del inquisidor Cristóbal Roig, ya que la Cartuja no se fundó hasta el año 1585. Dice que estos dos criados cavan donde lo había dejado Pedro Muñoz compadecidos de su penoso trabajo cuando en realidad lo hicieron a escondidas creyendo que encontrarían algún tesoro enterrado y al encontrar la imagen no se la entregaron a Pedro Muñoz con general regocijo sino que hubo que forzarles a entregarla. 

 

Este mismo autor publicó en 1747, quince años después de esta historia de la Cartuja, la obra titulada Vida del Venerable hermano Pedro Muñoz y descubrimiento de la imagen de Nuestra Señora al Pie de la Cruz venerada en Puzol, donde ya quedan subsanados todos los errores cometidos en el libro mencionado al principio, ya que, para escribir esta obra, se documentó con el manuscrito del sacerdote de Puçol, Francisco Planes, y también con el más extenso escrito por Isidoro Planes.

 

                En las obras de construcción de la Cartuja de Ara Christi, iniciadas en el año 1620, según consta en los libros de gastos de obra, intervinieron numerosos vecinos de Puçol en oficios tales como obreros, albañiles y peones, como encargados de amasar cal, como carpinteros de obra y, también, como encargado de trabajar el esparto para hacer capazos y otros útiles, figura un sarier de Puçol. 

La gran cantidad de ladrillos, tejas y azulejos necesarios para las obras se encargaban a diferentes rejoleros de los pueblos de los alrededores, entre ellos al rejolero de Puçol, Juan Tejero.

Al acto solemne de colocación de la primera piedra de la iglesia de la Cartuja, celebrado el 4 de marzo de 1621, que fue presidido por el arzobispo de Valencia, Fray Isidoro Aliaga, acudieron numerosos vecinos de El Puig, de Puçol y de otros lugares vecinos,“concluyose esta devota función con abundantes lagrimas de ternura en quantos asistieron a ella, siendo tan numeroso el concurso que parecía averse despoblado los lugares convecinos”.

 

 

 

BARLES GAGUENA, Elena. Historia constructiva de la cartuja de Ara Christi 1585-1835. Artigrama, núm. 17, 2002

ORTÍ Y MAYOR, Joseph Vicente, Fundación de el real monasterio de N. Señora de Ara Christi de monges cartuxos en el Reyno de Valencia. Valencia. 1732.

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